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Blog acerca de la psicología de la vida cotidiana. Reflexiones en torno a porqué somos como somos, qué nos impulsa a actuar, a sentir o pensar de un modo que a veces nos sabotea y que nos mueve en el teatro del mundo.



martes, 13 de septiembre de 2011

Un barquito chiquitito...



El otro día le cantaba a mi hija una canción de la infancia que mi madre me enseñó cuando yo era un niño. De vez en cuando la nena la entona, yo le sigo, bailamos y reimos al finalizar. Luego, no sé por qué, busqué la letra de la misma en internet y me di cuenta que mi memoria me había jugado una mala pasada (en realidad la memoria es algo fluctuante, nunca una fotocopia de la realidad, como algún día hablaremos) y que me había inventado la mitad de la canción. "Qué horror" pensé. Pero ya no hay modo de resolverlo, a la nena le gusta y si trato de corregirla me mira con cara de "No es así, déjame que te enseñe" y la repite como la aprendió. Bueno, pensé, tampoco es tan importante. Es como la comida o los sitios que uno ama, son los de la infancia aunque el plato esté cocinado de un modo que deje que desear o los paisajes sean horrendos (si se les compara con aquellos lugares que uno tiene la suerte de visitar de adulto, es como dice Sabina "(...) Igual que el sabio que no cambia Paris por su aldea").


Y entonces concluí, más con la cabeza de psicólogo que de padre (si es que puedo establecer tal distinción en mi caso) que eso era al fin y al cabo una anécdota supérflua. Sin embargo, y esto sí que no es algo baladí, pensaba en aquella cantidad de cosas que enseñamos a los hijos sin conciencia de error. Hay que hacer un alto en el camino, malabarismos mentales y ejercicio de autoconciencia para percatarnos de que día a día transmitimos una gran cantidad de información sin que nos lo propongamos de un modo, digamos, consciente.


Los hijos aprenden un modelo de pareja observando el modo en el que se relacionan los padres. Aprenden si son seres queribles a través del trato directo con ellos, del afecto que se les brinda, de las palabras que se les transmite, de las conductas que ejecutamos (y cuidado con las incongruencias entre lo que decimos y hacemos). Aprenden a predecir y controlar el mundo a través de las rutinas que se llevan a cabo o se obvian. Aprenden que el mundo es seguro a través de nuestra disposición y presencia para con ellos. Aprenden a pescar en río revuelto (antesala, por ejemplo, de un trastorno oposicionista en la adolescencia) si perciben disparidad de criterios en los cuidadores. Aprenden, si son frustrados, que el mundo no está a su disposición (y viceversa).


Los hijos necesitan pocas cosas (pero complejas de lograr): un buen apego, afecto, contención, orden y orientación y a veces no podemos brindarlas todas por causas dispares. La mayoría de las veces que los menores presentan dificultades emocionales deben buscarse las causas en la naturaleza de sus vínculos fundamentales, en la familia. Es muy fácil enseñarles una canción con la letra errada. A veces eso no importa. Otras sí.



2 comentarios:

  1. Muy bueno!!!
    Y es que hay un pequeño detalle muy difícil de lograr ...la conciencia permanente.
    No solo trasmitir a los hijos, es algo casi automático...muchas de nuestras conductas lo son...porque la mayoría del tiempo, nadamos en un río... inmersos... sin ver ni origen ni final...y por eso perdemos perspectiva.
    Pero como alguien me dijo hace mucho: "la conciencia se da solo de a momentos esporádicos...por eso la sabiduría consiste en aprovechar de la mejor manera esos pequeños momentos de lucidez....eso...y tratar de aumentar la cantidad de aquellos momentos lúcidos tampoco nos vendría mal...Saludos!!

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  2. Leía tu reflexión y pensaba que sería muy difícil vivir con plena consciencia "todo el rato", sin descanso, sin autoengaño, sin respiritos, por decir de alguna manera ...
    De todos modos estoy totalmente de acuerdo con lo que decís y creo que debiéramos esforzarnos por conocer más de esas "respuestas automáticas" que todos tenemos; por salud personal y, también, por lo que Bittor trae a la luz con "Un barquito chiquitito": lo que transmitimos y enseñamos.
    Saludos !!
    Lore

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